Como sabemos estamos en el mes de septiembre, un mes de celebración de nuestro país. Durante todo este mes recordaremos algunos de los jerseys más destacados, momentos históricos y jugadores que han sobresalido con la selección mexicana. Hoy, vamos a hablar sobre un jugador que su nombre resalta por encima de muchos otros: Cuauhtémoc Blanco.
Originario del barrio de Tepito, en la Ciudad de México, Cuauhtémoc Blanco Bravo nació el 17 de enero de 1973. Desde temprana edad, mostró un talento excepcional para el fútbol, y su destreza con el balón lo llevó a unirse a las filas de los equipos juveniles del América, uno de los clubes más importantes de México.
El 5 de diciembre de 1992, “Temo” debutó en un duelo correspondiente a la jornada 18 de la temporada 1992-93 frente a León. Al principio de su carrera jugaba como delantero y extremo, para después de un tiempo consolidarse como un volante de creación. Rápidamente se convirtió en una figura destacada y una de las principales estrellas del equipo. Durante sus cinco etapas con el club América, ganó varios títulos de liga y copas nacionales. Pasó por varios equipos como Necaxa, Veracruz, Chicago Fire, Irapuato, entre otros.
Cuauhtémoc debutó con la selección mexicana en el año 1995. Representó a México en varias Copas del Mundo como en Francia 98, Corea-Japón 2002 y finalmente Sudáfrica 2010. También fue partícipe de aquel momento histórico en donde México consiguió la Copa Confederaciones 1999 derrotando a Brasil. Participó en 3 Copas Américas y en 3 Copa Oro ganando dos veces. Actualmente es el segundo máximo goleador histórico del Club América (con 153 goles), solo por debajo de Luis Roberto Alves y el tercero de la selección de fútbol de México (con 38), solo por debajo de Javier “Chicharito”Hernández y Jared Borgetti.
Una de las jugadas más emblemáticas de Cuauhtémoc Blanco es la famosa "Cuauhtemiña", una maniobra que consistía en que él primero sujetaba el esférico entre sus piernas para después saltar con el balón quitándose a rivales de una manera única que deslumbraba a los espectadores, pero que también demostraba la creatividad y el ingenio que Blanco aportaba al juego.
El Divo de Tepito era aquel que con su desfachatez hacía vibrar a todos. Pero algo que siempre llamó la atención a propios y extraños, eran las celebraciones en la que festejaba cada que anotaba gol. Tenía celebraciones únicas e inusuales como “El perrito orinando”, “El Banderillero” y la más famosa de todas “La Temoseñal”.
Cuauhtémoc Blanco se retiró del fútbol profesional en el 2016, pero su legado perdura. Después de su retiro, se dedicó a la política y actualmente es gobernador del estado de Morelos, demostrando su compromiso con su comunidad.
No hay duda de que Cuauhtémoc Blanco no solo fue un jugador de fútbol excepcional, sino también un embajador del deporte y una figura emblemática de México. Su habilidad en el campo, su carisma y su dedicación al juego lo convierten en un ícono inolvidable del fútbol mexicano. A través de sus logros y su estilo único de juego, Cuauhtémoc Blanco seguirá inspirando a las generaciones futuras de futbolistas y aficionados alrededor del mundo. Su legado perdurará como un recordatorio de lo que es posible lograr con pasión, habilidad y determinación en el mundo del deporte.
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